Cuando Sony lanzó la nueva PlayStation 3 en 2006, decidió emplear una estrategia de loss-leader. Consistía en ser líder pero con pérdidas. La compañia sabía que perdería dinero con cada consola vendida, pero esa pérdida la recuperaría vendiendo videojuegos, accesorios y mediante garantías o servicio teécnico.
Sin embargo, la pérdida por unidad a la que se enfrentó Sony al lanzar la PlayStation 3 fue estimada en 305 $ por la compañia iSuppli. Se necesitan vender muchos videojuegos para recuperar más de 300$ por consumidor.
Sony consiguió reducir gastos de transporte y gracias a eso pudo reducir esa pérdida por consumidor.
En Diciembre de 2009 iSuppli estimó una pérdida de solo 37 $ por consola vendido. Ya en Febrero solo perdía 18 $ por unidad lo que es mucho más sencillo de recuperar mediante la venta de videojuegos y accesorios. Además se espera que siga reduciendo sus costes en un 15% año tras año.
¿Realmente merece la pena crear y distribuir un producto si con el producto no eres capaz de cubrirlos costes? La respuesta es sí. Aunque vender solo la consola no sale rentable, con los precios bajos Playstation ha conseguido posicionarse como líder. Con la gran variedad de videojuegos han conseguido enganchar a los clientes y gracias a eso la consola sí es rentable.
Este tipo de estrategias funcionan gracias a que los consumidores se ven irremediablemente atraidos por grandes ofertas. Comprarán un producto si les parece una ganga y luego no les costará comprar los accesorios, garantías, servicio técnico etc.
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